Tras varios años de producción, el thriller político “Los doce apóstoles” (2022) llegó a la
plataforma online de Joinnus. Dirigida y coescrita por Jorge Marín, esta
película peruana es producida por la SAIP (Sindicato de Artistas Intérpretes del
Perú) y la ASCCA (Asociación Cultural de la Comunidad Artística), y realizada por Cinemedia Films y
Pandemia Films.
Su elenco principal está conformado por
la gran Claudia Dammert, Hugo Salazar, Américo Zúñiga, Javier Echevarría,
Leonard Ich, Nico Argolo, Carlita Gonzales, Ghiss Araoz, Haydee Cáceres, Giancarlo Yataco, entre
otras figuras nacionales y la colaboración de diversas instituciones como la
Policía Nacional o apoyo de diversos municipios limeños.
Según la sinopsis promocional
(comercial), el filme narra la historia de un exitoso empresario llamado
Benjamín Jiménez de Orbegoso (Javier Echevarría) que ha sido elegido para ser
candidato a la presidencia del Perú por un grupo de empresarios con
mucho poder político y económico conocido entre las sombras como “Los Doce
Apóstoles”, pero Benjamín se niega.
El grupo de “Los doce apóstoles” que
tiene como líder/jefa a la maquiavélica Herminia Pardo Vda. De Echenique (Claudia
Dammert) emprende una persecución a muerte contra Benjamín, ya que este podría
filtrar información sobre el grupo. Toda la estabilidad laboral/familiar de
Benjamín está en peligro, lo acusan de lavado de activos, atentan la vida de su
hijo menor y no le queda más que huir (?) gracias al apoyo de su fiel amigo mayordomo
Alfonso (Hugo Salazar).
Visto el filme, todo lo anterior
es apenas la detonante y el marco de toda la película, que de por sí es sumamente
interesante y uno espera entrar a fondo sobre cómo opera dicho grupo secreto,
pero todo “ese mundo oscuro” solo es mencionado, dicho o sugerido por los
personajes. El recurso para graficar o dramatizar el nivel o magnitud del poder
de “Los doce apóstoles” recae en Herminia que, sin ser un personaje redondo,
incluso al borde de la caricatura, es el mejor construido, el más sólido y el más
atractivo, obviamente Claudia Dammert se entrega al personaje
hasta su último plano y dialogo en pantalla. Una performance que nos regala
nuestra querida actriz (fallecida en el 2017) para la posteridad, pero es un papel que
pudo ser mucho más memorable si la dirección de actores hubiera tomado
decisiones más contundentes, arriesgadas y/o creativas.
Con un metraje de más de dos
horas, la película desarrolla una serie de temas, acciones y giros narrativos que
incluso bordean lo inverosímil, pero como es ficción todo es posible, y a pesar
de todo siempre logra sostenerse, ya que lo thriller político es apenas la atmósfera
por el que transitan los personajes y cuyo tema/eje principal que lo articula es la corrupción en las altas esferas secretas del gobierno.
Ojo, lo más diverso está en el
segundo acto, donde se amplía el espectro de posibilidades y licencias narrativas,
donde se visibiliza (como si se insertara una historia dentro de otra) una
trama principal hasta quiénes realmente son los protagonistas, pues acá pasamos
al terreno de lo policial, la acción y las artes marciales,
además de la complicidad amical hasta fraternal, incluso se aligera el tono serio
del filme hacía la comicidad y la teatralidad.
Es en este tramo donde descubrimos
que el personaje principal no es Benjamín (pues este es apenas funcional y
plano, sin capacidad de decisión ni peso narrativo, incluso su actor es poco convincente),
el personaje principal lo asume Alfonso, el amigo mayordomo de Benjamín, cuya
apariencia de simpático y gracioso es apenas una máscara para revelarnos un
personaje prevenido, listo y decidido, interpretado por un Hugo Salazar como
pez en el agua, él es quien va orientar y llevar la trama hacía una solución,
él como protagonista tendrá como aliados/ayudantes a los 3 hijos mayores de
Benjamín, a quienes los reúne para la misión. Y aquí entran Jairo, Jade y Juan
José; los tres hijos, cada uno con un pasado y cierta habilidad (y siendo
sinceros, destaca Juan José, interpretado por un acertado Leonard Ich). Además,
contará como aliada a Mamá Rosario (Haydee Cáceres), la curiosa madre adoptiva de
Alfonso, un personaje meramente conveniente.
Ahora, si en este espacio tenemos
a un nuevo protagonista, pues debemos tener a un nuevo oponente y acá aparece
el Mayor Rodríguez (Américo Zúñiga), un policía estancado en lo laboral y un pasado
marital complicado, un personaje cuyo arco de evolución es mínimo, pero logra
cerrarlo; y aunque el actor le imprime una performance sumamente contenida y
comprometida, bien pudo explotarse y desarrollarse mucho más.
Finalmente, debo cerrar aclarando
que “Los doce apóstoles” es un interesante largometraje, no solo
por su modo de producción en el que se involucra la SAIP, sino porque ha sido
concebida no para estrenarse exclusivamente en multisalas, sino por vías o
mercados de exhibición alternativa, y ese es su camino y gran espacio donde
encontrará a su público.
Una película cuyas debilidades perceptibles
al ojo crítico pasan a segundo plano, tanto a nivel narrativo (de estructura esquemática que flaquea,
pero nunca se desmorona) así como en la ejecución cinematográfica (cercana al formato y estética del telefilme). Una propuesta que logra mantener
cierta expectativa hasta el final, pues su mayor fortaleza es saber controlar (consiente
o no) el suspenso, la sorpresa y la intriga.
BONUS. Para la audiencia que
quiera profundizar sobre el tema, lejos de la ficción y en terrenos de la
investigación real, les recomiendo leer “Los doce apóstoles de la economía peruana”,
de Francisco Durand. ¡Súper recomendado, entre otros textos del autor!