El nuevo éxito de Netflix es la nueva película del cineasta Andrew Dominik, quien nos regaló la estupenda "El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford" (2007).
El filme es una adaptación de la novela bestseller homónima de Joyce Carol Oates. Tanto la novela como la película no es un biografía convencional o apegada a los hechos reales, sino una re-imaginación de cómo pudo ser la vida de Norma Jeane y su alter ego Marilyn Monroe, es por ello que se toma grandes libertades y licencias creativas, es decir estamos en el terreno de la ficción.
Respecto al filme, todo el peso narrativo se concentra en su protagonista interpretada por una Ana de Armas comprometida, convincente y sorprendente. Mejor dicho, su performance dando vida a Norma Jeane es el punto de atracción de todo el metraje: ella es lo mejor, lo es todo. Visualmente es impecable tanto en su fotografía como en otras áreas técnicas como su diseño de producción, arte, vestuario y banda sonora hasta montaje, pero su mayor debilidad es su guion, la historia.
La tuve que ver en dos partes, pues es extensa, redundante, pretenciosa, ambigua. Si la idea era mostrar el lado vulnerable, oscuro y crudo de la vida íntima, psíquica y emocional de Norma Jeane, pues el director se excede muchas veces. Y como por ahí leí, pues estamos ante una "pornografía del sufrimiento". Casi toda la peli vemos a la pobre Norma Jeane que es pura lágrimas, una víctima del destino, de la época y de la industria en la que trabajó y del que no podía escapar, atrapada en una burbuja artificial.
Todo el hilo narrativo reitera una y otra vez su carencia de la figura paterna y su búsqueda de amor paternal en sus sucesivas parejas. La dramatización de sus abortos linda con lo surreal hasta lo inverosímil, casi casi propaganda pro-aborto. Si la idea era humanizar a la estrella, el director se pasa de la raya hasta deshumanizarla. Ver sufrir a un personaje por tres horas es ahora todo un espectáculo, es el nuevo entretenimiento mainstream.
PUNTAJE: 6/10