miércoles, 25 de febrero de 2009

Himno a Huamanga

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Himno a la Muy Noble y Leal Ciudad de Huamanga
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Coro
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En tu seno descansa la historia
Huamanga, eres ciudad inmortal
Donde El Ande se tiño de gloria
Donde el grito se hizo libertad.

I
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Tierra heroica, bolsón de la patria
Cuna insigne de heroísmo y valor
Signo y gloria de la América Unida
Que en tu suelo Bolívar soñó
En la batalla de Paz y de vida
Libertad Ayacucho logro
Cultivemos la paz conseguida
Que en su manto Nazareno cubrió

II
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Antes muerte que vida en cadenas
La heroína al tirano enfrento
Esa sangre corre en nuestras venas
Con la fuerza que el tiempo forjo
En los andes resuena su nombre
Cual campanas de luz y de unión
Cáceres, Mariscal de lo pobres,
Recojamos su ejemplo y pedón.

III
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Hoy la historia abre paso al futuro
Se divisa un nuevo resplandor
Cuya luz va regando su fruto
Desarrollo, Hermandad y valor
Elevamos huamanga este día
La promesa solemne ante dios
De cuidar con nuestra propia vida
La justicia, la paz y el honor.
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Autor: Raúl Vegas Morales
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(Ganador del concurso “Himno a la muy noble y leal Ciudad de Huamanga”, organizado por la Municipalidad Provincial de Huamanga en abril de 1997)

sábado, 7 de febrero de 2009

LiBrO iMpReSCiNDiBLe: Para todos los ayacuchanos de corazón


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Historia y cultura de Ayacucho (Lima, IEP/ UNICEF Perú, 2008), de Antonio Zapata Velasco, Rolando Rojas Rojas y Nelson Pereyra Chávez. ¡Cómpralo aquí!
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Producto de una valiosa iniciativa conjunta entre la UNICEF, historiadores del IEP (Instituto de Estudios Peruanos) y docentes de Ayacucho, este libro esta elaborado en base al conocimiento académico moderno para lograr materiales educativos accesibles, ofreciendo una visión panorámica clara, profunda y positiva sobre la historia y la cultura actual de la región.
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El contenido de este interesante libro es el índice siguiente:
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INTRODUCCIÓN
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Capítulo I. El territorio: Ubicación y límites: Relieve; Suelos; Hidrografía; Ecosistemas; Desastres naturales; Desarrollo sostenible.
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Capítulo II. El período prehispánico: La sociedad de las cuevas; La agricultura y la vida aldeana; Los warpas: un pueblo de valle en la región quechua; Wari, primer imperio de la antigüedad peruana; La circulación de obsidiana durante el Horizontes Medio; La caída de Wari; La Confederación Chanca; Vilcashuamán; Los grupos étnicos en Ayacucho.
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Capítulo III. La era colonial Huamanga: Encomiendas y corregimientos; El Taki Onkoy; La visita del virrey Francisco de Toledo; Catástrofe demográfica; Felipe Huamán Poma de Ayala; Curacas y comunidades; Minería; Obrajes; Haciendas; Esclavitud; Arte y vida religiosa; La fundación de la Universidad San Cristóbal; La empresa temporal de la Iglesia Católica; Repartos y rebeliones
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Capítulo IV. El siglo XIX y la primera mitad del XX: La crisis de la Independencia; Haciendas; Industria; Comercio; Vida social; Morochucos e iquichanos; El guano; Andrés Avelino Cáceres; La Guerra del Pacífico; Las carreteras; Intelectuales
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Capítulo V. El siglo XX (1950– 1970): Reapertura de la universidad; Las haciendas y la reforma agraria: El movimiento por la gratuidad de la enseñanza; La educación; Las redes educativas; Tensiones y conflictos; Los años sesenta; De la reforma educativa de Velasco en adelante.
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Capítulo VI. La violencia política: Antecedentes; Los inicios; El ingreso de las Fuerzas Armadas; Desapariciones, torturas y asesinatos; La “rebelión del coro”; La captura de Guzmán y la posguerra.
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Capítulo VII. La cultura urbana: Música; Artesanía; Literatura.
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Capítulo VIII. El mundo campesino: La racionalidad de la organización andina: Fórmulas históricas de la organización social; Sociedad, naturaleza y religión; El calendario; La Fiesta del Agua; La mujer campesina en los Andes; Vida michiy; El matrimonio: formación de una nueva unidad doméstica; Adivinanzas en quechua.
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Recuadros: El consumo de la chicha; Arrieros, ferias y comerciantes; El advenimiento de la república peruana; Las vivanderas de Huamanga; Luis E. Cavero Bendezú; Don Joaquín López Antay; El arte de la fotografía en Ayacucho; La hoja de coca.

¡OJO!

LIBRO ONLINE

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CONOCE NUESTRA CIUDAD Y REGIÓN

APUS URBANOS Y MODERNOS


Apu Akuchimay: Vigilante y Doctor

Es el Cerro Akuchimay o identificado como el “Mirador de Akuchimay”. Todo el mundo la visita tan solo para ver la ciudad urbana de Ayacucho, pero muy pocos saben que es el Apu de mayor prestigio, a pesar de estar en una loma baja y accesible. Hoy, con el crecimiento demográfico, se ha poblado, cercando esta montaña sagrada y dejando libre sólo el mirador, las cruces y el abrigo rocoso del lado saliente y si no lo declaran como un patrimonio cultural sagrado o un santuario andino, en poco tiempo habrán plantado fierros y ladrillos con cemento, como lo vienen haciendo.

Pero recuerde amigo visitante o amigo ayacuchano, nuestro Taita Apu Akuchimay vigila y cuida, ya que está relacionado a la medicina andina, y muchos afirman que es como un “doctor”, que no falla al tratar a sus pacientes que acuden ceremoniosamente portando sus pagos (ofrendas) de diferentes lugares, ya que el los curará.

Este espacio sagrado tiene tres zonas:

1. Las “Cruces de Mayo” donde existen cuatro cruces: Una está ubicada en la parte alta y es la más antigua con vista al cementerio general de la ciudad de Ayacucho, en dirección al Mayor Apu Rasuwillka o con orientación a la salida del sol; la segunda cruz está con vista al pueblo tradicional de comerciantes de “Qarmenqa” (Carmen Alto) del lado opuesto, la tercera cruz está en la cabecera de otro barrio tradicional de los ganaderos de San Juan Bautista y la cuarta es grande y moderna que ocupa la parte central del mirador.

2. Las faldas de Akuchimay en la que viene desarrollándose cada año la “Gran Feria Ganadera de Akuchimay” la mañana del Sábado Gloria de Semana Santa. Fecha de especial significado e importancia para ciudad de Ayacucho.

3. El abrigo rocoso, al parecer es la Paqarina asociada al entierro precolombino, además hay muestras de fragmentos de cerámica. A este abrigo rocoso alargado conocen los pongos (curanderos) como el “Púlpito del Señor” o puerta del Apu Akuchimay, entrada al cielo andino.


Apu La Picota: Protectora y guía

Situada al lado poniente de la ciudad y por donde sale el camino grande a la costa (hoy Vía Los Libertadores) es reconocida como la deidad de sexo femenino, única en la región. Se especializa en el derecho jurídico y es llamada la “abogada” que ayuda a los litigantes; muchas veces se le aparece a sus devotos en su sueño, en la figura de una hermosa mujer que siempre entabla amena conversación, orientando como conducir los juicios en el Juzgado o en la Corte. También es la protectora de los caminantes o viajeros, quienes ofrendan sus pagos en la ruta del camino de La Picota; asimismo, los pobladores de Waskaura (hoy Huascaura) y Rancha le tienen respeto y veneración, sin embargo, se identifican y pagan a su inmediato Apu Wamani Vizcachayoq y Aya Orqo (cerros contiguos), repectivamente.

En los últimos tiempos, el cerro La Picota viene modernizándose con la edificación de una moderna cruz iluminada y sobre todo, con la carretera afirmada que lleva hasta un pequeño observatorio con juego de escaleras y las chozas con techo de ichu para albergar a los visitantes o turistas del calor o de la lluvia. En la parte baja de este nuevo mirador siempre estuvieron dos pequeñas cuevas que albergaban a los santos del camino a Pisco: Uno que representa a Ayacucho, como el “Señor de La Picota” a manera de sustituir o representar al “Apu La Picota” y en la otra cueva está la réplica del “Señor de Luren” de Ica como representante y símbolo de la integración comercial, de parentesco y de residencia por migración en busca de trabajo. Asimismo, estudiantes y profesionales residentes en Ayacucho acudían a este santuario para solicitar suerte para sus ingresos a la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga o a algún centro de trabajo.

Ambas grutas ampliadas, mejoradas y preservadas con sus respectivos altares, estaban adornadas con flores y cirios. “Costumbres que hoy se va perdiendo, pero que el Apu La Picota y otros la necesitan”, dicen los adivinos andinos. “Por eso hubo el huayco (Ver: Alud - diciembre 2009), porque no le hacen su pago, pues”, dicen algunos. (¡)

jueves, 5 de febrero de 2009

Abraham Valdelomar Pinto (1888 - 1919)

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El Lado Oscuro y Secreto de Abraham Valdelomar
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En la corta existencia del poeta y escritor peruano Abraham Valdelomar aparece un joven llamado Artemio Pacheco. 
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Se sabe poco, pero ese poco lo sabemos gracias al historiador Luis Alberto Sanchez que ha investigado la influencia de El Conde de Lemos y su Revista Colónida en la sociedad limeña de las primeras décadas del siglo XX.
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En el libro "Valdelomar o la Belle Epoque" se describe al tal Artemio Pacheco, más o menos, así "Artemio era una especie de secretario que Valdelomar había llevado consigo a su lado durante muchos años, era un muchacho con habilidades de negociante,... De ojos azules y fríos como la hoja de espada, de mentón afilado y rizos castaños, sonrisa de ángel, delgado como un pez, sutil como un chino,... Llevaba (como Valdelomar) un ópalo en el índice diestro y también consumía opio. Era irreverente y desprejuiciado. Hijo de una conocida familia capitalina..."
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Este "cirineo adolescente", como lo llama Luis Alberto Sánchez, habría sido además objeto de una pasión no confesada al público de entonces porque para la bella época sería un escándalo. Pese a todo, ha llegado a nosotros ese sentimiento inconfesable a través de unos versos dedicados al joven Artemio y que develan una parte poco conocida de la personalidad del autor de "El caballero Carmelo" y otros cuentos.
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"Su carne joven tiene un alma llena de caricias", escribe Valdelomar en un poema, entregado a su amigo Aurelio G., al que en actitud de confidencia dice: "Para ti Aurelio, que sabes, comprendes y perdonas". Y en otro poema, recogido por Sánchez, fechado en julio de 1918 y que, juzgue el lector, deja en claro lo que estamos hablando.
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Confesiones Privadas del Conde de Lemos
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Gracias señor por la blandura de su lengua
afelpada y extensa, gracias por la divina sal
del licor que mana en las vertientes de su boca,
gracias por la agilidad
lingual de sus caricias alocadas y ardientes
Señor, ¿a quién has podido darle tanta felicidad?

Te pido que, sobre la tierra
nunca se aparte de mi su cuerpo angelical,
que sus labios no besen jamás otros labios,
que sus ojos no mires otros ojos jamás,
que su lengua no toque otra lengua,
que no acaricie nadie la curva divina de su maxilar;

Que en el nido calientito y sudoroso
de sus corvas no caiga el beso de otro mortal,
que en la comba dura y pulida de sus muslos,
no duerma otro carillo,
que en la oval y fina orejita sensible
ninguna lengua forastera vaya a tocar
que nadie aspire el olor de su cuerpo,
que ninguna diestra se amolde a su frontal
cuando durmiendo su cabecita inocente,
reposa
abandonada

El infierno me aguarda con sus piras ardientes,
¡Tanto ha pecado mi carne mortal!,
y su alma irá al cielo
porque en la tierra fue solo un instante celestial.
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Más allá del hombre o la mujer, la belleza.
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¿Cuál es la verdad acerca de la sexualidad de Valdelomar? Aunque para muchos esta es una pregunta necia, lo cierto es que el poco interés o demasiado recato de los biógrafos sobre este punto ha creado un vacío que seria lícito indagar.
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Valdelomar apreciaba la belleza sobre todas las cosas, conocida es su frase en la que abomina "los hombres gordos que manchan el paisaje", y ello se tradujo no solo en muchos versos, sino también en el estilo de vida que adoptó.
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Pedro Abraham Valdelomar Pinto era un hombre alto, de tez aceitunada y voz suave como de mujer. Nació el 27 de abril de 1888 y creció en una aldea lejana cerca de Pisco (Ica), rodeado de un ambiente bucólico y de penurias económicas. Llegado a Lima se halló en medio de una desgastada clase aristocrática que daba paso a un nuevo tipo de limeño: el dandy criollo
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¿Un dandy criollo? Un Intelectual más de cafetín que de universidad, aficionado a la ostentación y a todo tipo de novedosas diversiones como fumar opio, inyectarse morfina, aspirar éter, etc. El dandy criollo tenía más de huachafo que de caballero, más de panfletario que de político y más de pintoresco que de marginal. Los exagerados movimientos corporales, los gestos teatrales o ambiguos y ese "indignar al burgués" era el sello personal de Valdelomar.
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Pero de esa actitud auto-impuesta a revelar los verdaderos sentimientos que albergaba el autor de "Belmonte, el trágico" había una zanja enorme. En el tercer numero de la Revista Colónida se proclama "el derecho al placer y la libertad de matarse". Artemio Pacheco era la prueba de que Valdelomar practicaba lo que proclamaba. Pacheco acompañó al poeta en su fatídico viaje a Ayacucho, y fue el encargado de cuidar la maleta del escritor. Esta solía contener, entre otras cosas para conocer la felicidad y el placer: jeringas, tubos de morfina, cocaína, éter, etc.
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Instalados en la ciudad de Ayacucho (Huamanga) y estando reunidos en un hermosa casa colonial con las autoridades e intelectuales limeños y ayacuchanos, Valdelomar se excusó un momento a causa de una "apremiante necesidad" y se dirigió al segundo piso del recinto. Artemio lo esperaba con la ansiada jeringa cuando, a causa de la oscuridad reinante y la poca seguridad de la rudimentaria escalera, nuestro genial escritor de cuentos memorables cayó en un montículo de piedras (su adversarios dijeron que cayó en excrementos, que se lo merecía, lo cual no es cierto). Se fracturó la columna y murió pocas horas después (a los 31 años, 3/Nov./1919), producto del penoso accidente y de la falta de una buena atención médica.
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De Artemio Pacheco, ni rastro. No se le mencionó entre los que estuvieron con Valdelomar en el momento de su muerte. Lo más probable es que haya sufrido su propio martirio, ya que se alejó de los amigos del escritor para siempre.